"Poesía Cirquera" es un proyecto literario. Un proyecto de divulgación pasional. Un proyecto que difunde a través de las distintas formas de la literatura, la pasión por los procesos creativos en general y por el circo y los espectáculos callejeros en particular. El proyecto se divide en dos grandes áreas:

La primera está conformada por textos escritos por Bruno M. Gagliardini (Brunitus), el director y generador del proyecto, artista de circo y artista callejero que dedica su vida a estas artes. La segunda es una recopilación de textos de los más variados autores y géneros, resultado de la búsqueda e investigación propia y la colaboración y sugerencia de amigos y colegas.

Así conviven cuentos, relatos, poemas y ensayos inspirados en el circo y sus personajes, la calle y su público. La risa, la idea, el riesgo, el sudor, los aplausos, el silencio. El circo, redondo como la luna, también tiene su cara oculta.

"Poesía Cirquera" es una grieta en la lona por donde espiar este fantástico mundo.
Pasen y vean. Pasen y lean...

El Deseo Secreto (Ana María Shua)

En el fondo del corazón de cada niño, de cada madre, de todo espectador, anida el deseo secreto de ver caer al trapecista, de verlo destrozarse los huesos contra el suelo, derramada su sangre oscura sobre la arena, el deseo esencial de ver a los leones disputándose los restos del domador, el deseo de que el caballo arrastre a la ecuyere con el pie enganchado en el estribo, golpeando la cabeza rítmicamente contra el límite de la pista y para ellos hemos inaugurado este circo, el mejor, el absoluto, el circo donde falla la base de las pirámides humanas, el tirador de cuchillos clava los puñales (por error, siempre por error) en los pechos de su partenaire, el oso destroza con su zarpa la cara del gitano y por eso, como las peores expectativas se cumplen y sólo se desea lo que no se tiene, los anhelos de los espectadores viran hacia las buenas intenciones:  asqueados de calamidades y fracasos empiezan a desear que el trapecista tienda los brazos a tiempo, que el domador consiga controlar a los leones, que la ecuyere logre izarse otra vez hacia la montura, y en lugar de rebosar muerte y horrores, el lugar más secreto de su corazón se llena de horrorizada bondad, de ansias de felicidad ajena, y así se van de nuestro espectáculo felices consigo mismos, orgullosos de su calidad humana, sintiéndose mejores, gente decente, personas sensibles y bien intencionadas, público generoso del más perfecto de los circos.


                                 (Ana María Shua)




2 comentarios:

  1. Excelente! Muy bien escrito.
    La delgada línea que mantiene pendiente nuestra energía para alimentar uno u otro deseo...existe.
    Qué lindo este blog

    Un abrazo!

    Helvecia

    ResponderEliminar
  2. Le regalamos al público la libertad del morbo, la fantasía de cruzar el límite...
    ¿quién espera a oír si el músico desafina? que la bailarina no mantenga las puntas de pié? y las esculturas, las pinturas, las películas, los textos, ya estan hechos, no están en riesgo.
    el circo tiene ese desafío, ese juego, expuesto en las caídas, porrazos y "fallidos" del payaso para liberar la tensión

    ResponderEliminar